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La Luna I

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Posted on 21:01 | By oceana | In , , , ,

La Luna, un cuerpo rocoso de un tamaño equivalente a una cuarta parte de nuestro planeta, es el único satélite natural de la Tierra. Gira alrededor de la misma a una distancia media de tan sólo 400.000 kilómetros, de ahí que parezca tan grande. Su atracción gravitatoria sobre la Tierra, justamente con la del Sol, es responsable de las mareas. En contrapartida, las fuerzas gravitatorias tanto de la Tierra como del Sol han reducido la velocidad de rotación de la Luna hasta adecuarla a su mismo período orbital, de manera que siempre es el mismo hemisferio lunar el que se ve desde la Tierra. Desde ésta, parece que la Luna tenga el mismo tamaño del Sol, hecho que da lugar a toda una serie de espectaculares eclipses, los cuales, sin duda, debieron de parecer todavía más asombrosos en siglos pasados. No resulta extraño, pues, que los pueblos antiguos se sintieran atraídos por los complejos movimientos de la Luna, que, no lo olvidemos, presenta un ciclo mucho más complicado que el Sol, pues tarda 18,6 años en completarse del todo.
Quizá el rasgo más sobresaliente de la Luna sean sus fases. En el transcurso de un ciclo de 29,5 días, el satélite pasa de luna nueva (totalmente oscura) a fase creciente primero, luego a cuarto creciente (medio disco iluminado), a un poco más de media y, por último, a luna llena, tras lo cual comienza de nuevo el ciclo pero en sentido inverso, es decir, menguante, pasando por todos los estados intermedios hasta llegar otra vez a la luna nueva. Este ciclo de 29,5 días es algo más largo que el período orbital de la Luna, ya que ésta debe "recuperar" la distancia aparente salvada por el Sol antes de que se produzca cada luna nueva.


La Luna no brilla por sí sola, sino que refleja la lzu solar en el hemisferio que queda orientado hacia el astro rey.
En el transcurso de un mes lunar, la órbita de la Luna hace que ésta pase de encontrarse justo entre la tierra y el Sol, fase durante la cual tan sólo brilla la cara que no queda visible (luna nueva), a situarse justo en el lado opuesto al Sol, de ahí que la cara que queda visible desde la Tierra aparezca iluminada. A veces, pueden verse brillar levemente las regiones oscuras de la luna tanto creciente como menguante por la acción de los rayos solares que se reflejan en las nubes y los océanos de nuestro planeta, fenómeno que se conoce como "luz cenicienta".
Vistos desde la Tierra, da la impresión de que los accidentes geográficos de la superficie de la Luna, dominados por cráteres y llanuras de lava solidificada, cambien todas las noche conforme cambia el ángulo de iluminación.
Las sombras son tanto más acusadas en los cuartos menguante y creciente, mientras que la luna llena aparece "bañada" por la acción directa de los rayos solares. Su apariencia cambia con tanta rapidez que en numerosas culturas la Luna es el símbolo del carácter mutable de las cosas.
Hay eclipse cuando la Luna está sobre la eclíptica, lo que sucede dos veces por órbita. En un eclipse solar, la sombra de la Luna sobre la Tierra es bastante pequeña, y sólo se observa en un área geofráfica limitada. En un eclipse lunar la sombra proyectada sobre la tierra es más grande, de hasta varios miles de kilómetros, y se contempla durante más rato y en un área más extensa.
Además del eclipse solar total, hay otros tipos de eclipses. Los anulares se dan cuando la Luna se encuentra en el apogeo de su órbita y, por tanto, es demasiado pequeña para ocultar por completo el disco solar, que crea así un efecto de anillo. Los eclipses parciales son aquellos en que la Luna o el Sol se hallan parcialemente ocultos. Además, la Luna puede ser eclipsada también por la tierra.

La órbita de la Luna no dibuja un círculo perfecto, sino una elipse. La inclinación de dicha órbita (5,2º) con respecto al plano de la eclíptica implica que la Luna pasa la mayor parte de su órbita por encima o por debajo del plano formado por la Tierra y el Sol. Los puntos por los que cruza la eclíptica se llaman "nodos" (ascendente y descendente), y la línea que pasa por la tierra y los une es la "línea de nodos".

"El lenguaje de las estrellas y los Planetas" Geoffrey Cornelius y Paul Devereux

LA TIERRA Y EL SOL II

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Posted on 15:50 | By oceana | In , , , , , , ,

La órbita anual de nuestro planeta alrededor del Sol da lugar, vista desde la Tierra, a una serie de ciclos de movimiento aparente por parte de los cuerpos celestes. Aunque la creencia de que nuestro planeta es el centro del universo es cosa del pasado, los astrónomos siguen valiéndose del antiguo concepto de la esfera celeste, sobre la cual se ven proyectados todos los objetos del cielo, con la Tierra en su centro (veáse ilustración 1), a la hora de navegar por el cielo.

De hecho, esta esfera es una prolongación sobre el cielo de la superficie de la tierra, y como ésta gira sobre su eje, todos los puntos de la esfera celeste siguen una trayectoria circular en el cielo en torno a los polos norte o sur. El ecuador celeste, que no es más que una prolongación en el espacio del ecuador terrestre, divide la esfera celeste en dos hemisferios.
El polo norte celeste queda justamente encima del polo norte terrestre, es decir, en el cenit, el punto de la esfera celeste que se halla justo encima del observador, mientras que en el polo sur de la Tierra su equivalente celeste se halla en ese mismo punto.
Por lo que se refiere al ecuador de la Tierra, el ecuador celeste pasa justo por encima del mismo. La inclinación del eje de la Tierra con respecto a la eclíptica, esto es, el plano del Sistema Solar, implica que el ecuador celeste quede a 23,5º de esta última.
El punto en que el Sol atraviesa el ecuador celeste para entrar en el hemisferio norte señala el inicio de la primavera en el hemisferio norte, también llamada equinoccio de primavera o vernal, o bien "primer punto de Aries". Visto desde la Tierra, el punto más alto del recorrido diario del Sol es aquel en que cruza el "meridiano", una línea imaginaria que va del cenit hacia el sur (veáse ilustración ).


Durante una mitad del año, el Sol permanece en el hemisferio sur celeste, mientras que durante la otra se encuentra en el hemisferio norte o boreal.
Cuando el Sol se desplaza al sur del ecuador celeste, los días se vuelven más cortos en el hemisferio norte, y en el polo norte no sale el Sol durante seis meses. De igual modo, cuando el astro se desplaza al norte del ecuador celeste, los días en el hemisferio sur también se vuelven más cortos.


"El lenguaje de las estrellas y los Planetas" Geoffrey Cornelius y Paul Devereux